Era un sábado de resaca en el cual tenia que ir al doctor, desde hace tiempo venia con el dolor de una uña encarnada, algo bastante doloroso, por lo tanto fui con mi madre hacia la clínica a ver al doctor que me vio nacer para que me quitara esa fea uña. Pensé que el doctor que me vio nacer seria gentil conmigo, caso contrario, fue muy cruel ante cada comentario de mi madre acerca de mi, pero eso no tenia nada de competencia con el dolor de la aguja de la anestesia.
Solo sentí como el doctor primero echo alcohol sobre mi dedo y luego la aguja, el peor dolor de mi vida, sentía como punzaba contra mi hueso y cada vez iba mas adentro, adentro y adentro, ademas de sentir la anestesia correr por mi pie... ya no sentía nada... en mi pie. Yo estaba sobre una cama de esas medicas, ni se como se les llama, no quería ver que harían con mi dedo, solo oí que el doctor le dijo a mi madre que se sentara y el agarro una herramienta medica, quien sabe cual y empezó como a tijeretear mi dedo, se sintió raro, luego de esto solo limpiaron la sangre que me imagino salio y envolvieron mi dedo en gaza.
Ya pasado esto el doctor dijo que estaba muy gordo y que necesitaba bajar de peso, lo cual... es cierto, después de hablar medio siglo con mi madre me dieron una hoja con una gran lista de alimentos por consumir, nada de trigo, nada de azúcar, nada de carnes rojas, nada de nada, lo cual en realidad es un llamado a la realidad por que deje pasar mi sobrepeso. Cuando iba para mi casa en el transporte publico me empezó a doler muchísimo el dedo y cuando llegue al fin a mi hogar ni quería ver que había hecho el doctor, pero en realidad no fue nada grave, hasta ahora todo va bien en cuanto a mi dedo... y en cuanto a la dieta... también.
Popó de perro.
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