Me dio curiosidad ver en la televisión la noticia de un niño de corta edad que por decisión de sus padres se había sometido a una cirugía plástica en las orejas, todo por que el pobre era victima de acoso en su escuela por que estas eran muy grandes, se debatía cual pudo haber sido la decisión mas correcta para unos padres, arriesgar a su hijo a una operación con tal de que ya no sufra o dejar que su hijo siga siendo un objeto de burlas y que de esa manera forje su carácter. Esa noticia me recordó a algo que poco a poco ya he olvidado, mis orejas también son grandes como las de ese niño sometido a cirugía y se miraban aun mas grandes cuando era un niño como él, no fui parte de ninguna operación, simplemente me desarrolle.
Pero antes de ese desarrollo también fui una victima, recuerdo como mis compañeros de clases de primaria mencionaban mis orejas, me daba miedo ir al peluquero por que una vez me dejara el pelo tal y como lo dictaba mi madre, se verían aun mas grandes mis orejas y no podía dejarme crecer tanto el pelo por que todos los centros de estudio de los que fui parte querían que todos los niños se vieran presentables y como "caballeros", de igual manera, no importando que tipo de truco quisiera hacer, alguien siempre se iba a dar cuenta de mis orejotas.
Ojala hubiera sido algo que solo sucediera en mi tiempo en primaria, mi hermana mayor, la cual siempre despreciare con todo mi corazón, también lo mencionaba frecuentemente, tal vez me lo hubiera tragado mejor si fuese en broma, pero ella lo hacia de una manera como si mis orejas le dieran asco, eso era aun mas doloroso para mi, al menos en el colegio podía soltar una risa, enfrente de ella no podía hacer mas que enojarme y no tener ninguna manera de responder a su ignorancia, no quedaba mas que quejarme con mi madre, la cual no tenia tiempo para tales "insignificancias". Mi trauma era tal que pasaba enfrente del espejo imaginándome como me vería si mis orejas no fueran tan grandes, usando mis manos para ver como quedarían si estuvieran mas pegadas a mi cabeza y si cuando fuera un adulto me las pudiera operar.
Algo que ayudo a que no sufriera tanto es que una vez termine primaria y me cambiara de centro de estudio, dejaron de mencionar mis orejas los nuevos compañeros de clase que tenia, lo mas probable es que hubiera gente mas orejona en la clase, pero eso era un alivio para mi, obviamente también mientras maduraba, encontré mejores maneras de defenderme de mi famosa hermana, también fue esta la época en que todo empieza a crecer (si saben a lo que me refiero), la famosa pubertad hizo que me desarrollara mas, no fue un cambio inmediato, pero poco a poco las proporciones de mi cara y cabeza compensaron lo que tenia demás en cuanto a orejas.
Ahora que veo hacia el pasado me da un poco de gracia mi preocupación, pero también me pongo a pensar en el poco apoyo que tuve con mi trauma, yo era tal y como ese niño que salio en las noticias, sufría bastante todos los días, pero elegí el camino mas difícil, no por decisión propia, sino por el entorno en que vivía, puede que tal vez no fuera tan abierto a la situación por vergüenza propia o por que todos fueran unos inútiles, una cosa es cierta, al final de al cabo todo se termino arreglando por cuenta propia y aunque sigan siendo un poquito grandes mis orejas, son mías y de nadie mas.
Aceptación propia, la clave del éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario