Miles de veces pensamos que somos las personas mas fuertes y que nada nos detendrá, pero aparece esa decisión u obstáculo en nuestra vida que nos hace desaparecer, dejándonos en un estado emocional delicado, con los pies en el suelo o los pies volando por las nubes, no sabemos exactamente que es lo nos depara nuestro futuro. Creíamos que eramos de acero, pero terminamos como pedazos de vidrio repartidos por donde sea que hayamos caído, con el temor que no podamos volver reunir las piezas y volver a ser la misma persona de antes.
Puede que nos lastimemos o nos lastimen, con armas que nos quitan el aliento al instante o con objetos que nos harán sufrir de poco en poco, sea un arma o un objeto estos serán tan fríos como el acero que creíamos ser, pero su temperatura cambiara una vez nuestra sangre empiece a fluir de nuestras entrañas. Algún día fuimos el iceberg mas frió del océano, pero en algún momento nos terminamos derritiendo ante las cosas mas delicadas o absurdas, pretendíamos que todo estaba seguro, como si fuéramos a vivir el día de mañana, la hora siguiente, los próximos minutos, sin saber que segundo a segundo el peligro te acecha, somos la presa mas fácil entre la jungla mas desordenada.
El desorden de tu mente o la ausencia de motivación, ¿que termina siendo mas fatal? Si empiezas a contar tus razones de existencia terminaras con dedos de más, ninguno de nosotros empezara a autoflagelarse, el daño autoinflingido es solamente para aquellos que pueden tirar piedras a sus ídolos pero son demasiado inocentes para hacerlo, por mas que le eches la culpa a alguien mas tu eres el mártir, un mártir orgulloso que no mirara al espejo, fijara su vista al suelo, esperando a la tierra se lo trague, pero la tierra no te quiere, la tierra te quiere escupir y vomitar encima.
El miedo a quedar en una posición vulnerable, temeroso a las ofensas, a los malos tratos, a caer y que nadie te ayude a levantarte, siempre deberías esperar lo peor de ti y de todos a tu alrededor terminara siendo la causa de muerte. Los huesos se quiebran, los músculos dejan de funcionar, los nervios ya no diferencian entre el dolor y el placer, todo aquello que es tuyo por derecho y debiste aprender a controlar deja de ser tu propiedad, no te pertenece a ti ni a nadie, ni por derecho divino, ni por derechos de autor. Ahora tu piel se marchita, como las hojas en el cambio de estaciones, dando paso a la putrefacción y de aquel ocaso particular aparecerán los frutos de tu trabajo, flores con los aromas mas exquisitos y finos, pero recuerda que algunas flores también son venenosas.
Como polvo, ¿hacia dónde regresaras? A la tierra que una vez te escupió o a las anheladas y prometidas estrellas. Nuestro origen es indefinido, profano, sagrado, la mezcla de las dos cosas, si volvemos a la paginas con las cuales comenzamos nuestro libro veremos que están arrancadas, nunca sabremos quien las tomó, tampoco con que propósito, su único fin fue la confusión que conlleva cada individuo que quiere ver hacia el pasado en vez de la luz, pero solo a la hora de ver hacia atrás tendrás el regalo de la iluminación, pocos quieren compartir el conocimiento, unos matan o mueren por él, pero ni esto evitara que te desvanezcas en el tiempo.
Toma tu ultimo aliento sin excusas.
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