lunes, 27 de julio de 2015

Rasurarse

Llega el tiempo en el camino de la vida en el cual un hombre ya ha florecido totalmente, con esto me refiero a que ya se desarrollo, ya le creció el trasero, ya sabe atarse las cintas de su calzado el solo y sobre todas las cosas, le ha crecido pelo hasta en donde no pega el sol. Cada quien elige su estilo, hay quienes les encanta ir tan peludos como osos salvajes y otros que les gusta ir lisos como un delfín, tampoco es que vayamos desnudos en nuestro día a día, pero ese vello de nuestro cuerpo se demuestra mas en nuestra cara.

En nuestra cara hermosa crecen pelos que nos pueden gustar o no, también a los que simplemente nos acostumbramos, tenemos la barba, el bigote, algunos la uniceja y hasta pequeños pelos raros que aparecen por los pómulos. A algunos se nos puede ver bien y a otros no, por que estos factores de nuestro rostro se pueden tornar adornos adicionales que nos embellecerán o a veces en cosas que nos harán ganar unos cuantos pulgares para abajo. 

En lo personal, yo regularmente uso barba, el bigote de vez en cuando pero lo que odio son esos pelitos que salen entre el bigote y la barba, lo que se le llama "el candado", por que mi candado no cierra como el de otros, por lo tanto tengo que rasurarme constantemente esos pelitos, lo malo de esto es que mientras mas me los rasure mas gruesos y feos salen, se vuelven vellos mutantes y a nadie le gustan, ya que se ven como una imperfección en mi perfección infinita.

La rasuradora se vuelve nuestra mejor amiga combatiendo a estos horripilantes monstruos, aunque a veces no ayude de nada saber que al día siguiente ya se empezaran ver como raíces pequeños puntitos negros en nuestra cara, queriendo salir a la luz y reemplazar a sus hermanos vellos caídos, este es el circulo de la vida, un circulo vicioso que no conlleva mas que sufrimiento y dolor, pero no tenemos mas que dejarnos vencer o batallar y seguirnos rasurando hasta el final de nuestros días.

Sigamos sufriendo.


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