viernes, 28 de agosto de 2015

2094

La civilización humana como todo ser viviente tiene siempre registrado en su código genético ciertos factores que se pasan de generación en generación,  una vez vemos la luz después de la oscuridad al nacer estos principios se activan inmediatamente, el mayor acto del universo mismo da paso a solamente una cosa... estar listo ya para morir y para todo lo que va en medio. Nacer, crecer, reproducirse y morir, llamado de forma mas simple como el ciclo de la vida, ciclo el cual nosotros queremos evitar a toda costa, estamos obligados a nacer, creceremos en las condiciones adecuadas, nos reproduciremos cuando hallemos la oportunidad, la muerte vendrá como un ultimo acto, accidentado o ya avisado.

La eterna búsqueda de la inmortalidad es algo que se ha cosechado desde tiempos ancestrales, visto de manera religiosa y científica, si no fuera tanta la urgencia por vivir, los antiguos egipcios nunca hubieran embalsamado a sus faraones o nunca los científicos hubieran puesto en practica la criogenia, ambos para tratar de conservar cadáveres y evitar la descomposición, así en un futuro buscar la manera de dar vida nuevamente a los difuntos, difuntos que tuvieron el dinero suficiente para congelarse o el suficiente impacto social como para que los quieran de vuelta, un futuro que tal vez nunca llegue. 

¿Acaso valdría la pena volver a vivir? Mirándonos los unos a los otros, a menos que ya tengamos una vida hecha encontraremos que nuestras vidas no son mas aburridas y despreciables, rutinas llenas de aburrimiento y desesperación, preocupaciones insaciables, facturas que pagar, bocas que alimentar, trabajos por hacer, ver la televisión, ver constantemente tu teléfono inteligente, preguntar que hacer con tu vida, sentir hambre, tal vez frió o calor, volver a ver la pantalla del teléfono, dormir y repetir el mismo proceso una y otra vez como lo dicta el sistema que nunca cambiara. 

Morir no es dejar de existir, la existencia la dicta el tiempo, siempre y cuando este exista nosotros también, morir es estar en paz, armonía y en un uno con el todo. No nos preocupemos por vivir mas de 100 años, si ese montón de años serán desperdiciados en cosas infinitamente vacías, puede que yo viva hasta el año 2094 o muera mañana, lo cierto es que no nos debemos preocupar por esa eternidad que nos prometen las religiones y científicos, ponerme de rodillas y rezar no quitara los minutos de vida ya removidos de mi fecha de expiración después de haber fumado un cigarro, el hecho que me revivan luego de estar congelado no evitara que me resfrié o sea afectado por alguna clase de enfermedad grave. Mientras sea un ser humano siempre seré frágil. 

La vida eterna es trivial.


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