lunes, 21 de septiembre de 2015

El Diablo

Entre una cruz y un ataúd lloraba el Diablo, al saber que otro de sus aprendices había muerto, una corona de flores sin aroma contempla sus lagrimas, se supone que los reyes nunca deberían de ponerse tristes, pero el lo esta, perdió su cauce y su razón, tantas veces ha sucedido lo mismo que ya no encuentra otra razón para volver a intentarlo. Empieza a caminar entre las demás tumbas mientras suelta unos cuantos sollozos, una vez le prometieron volver a tener un rival, pero este ha olvidado el imperio el cual le dejo como prestado, a los regalos no se les ve la cara, pero al Diablo le hubiera gustado saber mas acerca de lo que se le estaba dando antes de aceptarlo. Por milenios ha recopilado toda clase de datos inútiles y los ha transmitido a unos cuantos, pero esos pocos terminan como todos, se convierten en polvo y con ese polvo los secretos divulgados se pierden, muy pocos lo buscan por voluntad y muchos se lo topan por accidente, una cosa es cierta, no importa cuantos mas mueran, su historia seguirá siendo contada de generación en generación como todo rió que día a día sigue su cauce entre cualquier montaña, sin importar que tan imponente sea. 

De boca en boca cada una de las palabras dichas en cualquier idioma conocido y olvidado se empiezan a tergiversar, historias de héroes se convierten en baladas de villanos, cuentos de niños se transforman en odiseas de dioses, solo quien vivió las experiencias en carne propia es quien sabe como fue todo, pero la verdad nunca sera universal y mucho menos fácil de enseñar. Cuando uno nace ya con un propósito es difícil encontrar nuevas metas en la vida, el Diablo sabe que ya no se puede retroceder el tiempo y corregir los errores del pasado, aun sabiendo que el es quien todavía porta la luz, su sabiduría y belleza siguen siendo infinitas, pero ya no son apreciadas por un mundo putrefacto en el cual por cada segundo que pasa millones de pecados ocurren, acciones de las cuales nunca sabremos si terminaran siendo juzgadas o no, puede que cuando todo acabe, veamos nombres de serpientes escritos en el libro de la vida. 

Imperios y civilizaciones caen por su propio peso, sobre las cenizas que deja cada uno de estos se aprende de los errores cometidos, pero siempre seremos tan ilusos que volveremos a cometerlos sumados junto a muchos errores mas, tantas veces hemos sido parte de este ritual que hemos hecho del Diablo un ser vulnerable, aquel quien quito nuestra inocencia por primera vez mediante el fruto de la provocación, ahora se extraña de lo difícil que es que le tengamos miedo y le pongamos atención. ¿Quien se tienta mas el corazón? Un padre de familia a punto de cometer adulterio o el Diablo tratando de recobrar relevancia entre un amanecer lleno de oscuridad. Con nuestra vista hacia el exterior nos damos cuenta que tenemos todo a mano y aunque tengamos todo a nuestro alcance encontramos difícil querer algo en si, antes nuestra alma era tentada por cosas insignificantes, ahora tratamos de comernos el mundo de un solo mordisco sin dejar una sola miga terrenal para los demás quienes tienen el deseo de hacer exactamente lo mismo.

Como un ladrón en la noche hemos robado el único propósito en la vida del Diablo, ahora pasa sus noches en vela tratando de recordar sus años de gloria, tratando de trazar un plan que lo lleve nuevamente al podio el cual hemos acaparado, ni aunque su fe se transforme en una semilla de mostaza nunca mas podrá mover las montañas que antes movía con facilidad, evitando morder el polvo del que todos somos parte, las estrellas mas altas del cielo seguirán riendo después de recordar aquella vez que las quisiste alcanzar. Un ángel que volaba con gracia, el preferido de todos, el portador de la luz, la serpiente que nos tentó una vez, ahora esta por desaparecer y lo único que tenemos que hacer es acomodarnos en nuestros asientos mientras agoniza hasta la muerte.

Que descanse en paz. 


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