lunes, 19 de septiembre de 2016

Volcán de Acatenango

Perdón mi ausencia, estaba descansando, quise tomarme unas vacaciones un poco prolongadas para olvidarme un poquito del blog, no es que no quiera escribir, simplemente llego muy cansado a casa y no quiero saber nada de nada y de nadie, pero adivinen que... He subido por primera vez un volcan y para alegría de todos fue un volcán de dificultar media, o sea que no fue para nada facil, lo peor de todo es que como era la primera vez que subía uno me falto llevar algunas cuantas cosas o no pensé en otras, sin mas remedio les contare esta triste historia de honor y valentía.


Era un día sábado por la noche, yo y unos cuantos amigos partiríamos a subir el volcán, en esta ocasión no iríamos solos, sino que le pagamos a una agencia de viajes que hace tours hacia ciertas atracciones del país, de esa manera no tienes que estar manejando hasta el lugar y aparte tienes a los guías que te cuidan de desfallecer. La subida al volcán seria de noche, para poder ver el amanecer desde este volcán que se encuentra casi a cuatro kilómetros sobre el nivel del mar, yo no tengo ropa para subir volcanes obviamente, yo lleve lo que pensé seria útil, una playera de esas que usan para el gimnasio, dos rompevientos, un pantalón de lona, una gorra y botas... Si... Unas botas de las cual después me arrepentiría, para comer en el camino una caja de barritas Special K, un galón de agua para refrescarme, unos dulces de menta y un litro de jugo de mango, para tomar para cuando llegara a la cumbre. 

Son dos horas de camino desde la ciudad hasta el departamento de Chimaltenango, cuando llegamos a Acatenango ya era medianoche, solamente nos dieron las indicaciones de como estaba la subida del volcán y el tiempo que tomaba, en palabras de los guías, nos tomaría cinco horas subir hasta la cima, en ese momento ya empezaba en mi la sensación de la dificultad... Pero ni modo... Como pude me abrigue y empezamos a subir, había un poco de frió y viento, la primera parte del tramo era entre cultivos de las personas del área, era un camino en subida y yo iba con mi linterna alumbrando, el terreno por el cual caminábamos era un poco difícil, por las recientes lluvias habían hoyos por donde sea, a cada rato tenias que hacerte a la izquierda y luego a la derecha, en repetidas ocasiones, toda una locura.

Llegamos a nuestra primera parada, que fue apenas unos 20-30 minutos después de empezar el ascenso y ya mi mente empezaba a jugar contra mi, volvimos a caminar, después de los cultivos ya se ponía mas difícil todo, estaba vez era la arena la que hacia que te cansaras mas. la inclinación y la arena no es una buena combinación, mis pantorrillas me estaban matando, pero ni modo había que seguir. Hicimos dos paradas mas y yo poco a poco me estaba quedando rezagado, ya habíamos entrado a un bosque lleno de pinos, no iba de ultimo, pero iba rezagado y si mi mente seguía diciéndome... ¿Que tal si solo te sientas aquí hasta que alguien te diga que subas? ¿Que tal si mejor bajas por que ya estas muy cansado? ¿Que tal si esta es una mala idea? La mente tiene un poder asombroso, pero mientras mas subía y subía, mientras mas lejos miraba las luces de los pueblos de Chimaltenango.

Ya llevaba tal vez unas tres horas caminando y honestamente ya para que mi cuerpo aguantase hasta la cumbre necesitaba de pequeños descansos, se me ubio uno de mis amigos del trabajo, que andaba en las mismas de que ya no aguantaba, poco a poco mirábamos como el bosque de pinos se terminaba y ya empezaba a verse la cumbre, no en su totalidad por las tinieblas de la noche, pero ya te sentías cerca y tu mente por alguna razón olvidaba un poco el dolor de tus piernas. Hubo un momento en el que encontramos a un guía cerca de la cima, que nos dijo que descansáramos lo que pudiéramos, ni modo dije yo, me tire al suelo y me dormí un rato, por que mi trasero estuviera mojado por el lodo del suelo y que hubiera un frió penetrante, dormí como si estuviera en mi propia cama.

A la media hora desperté y fue un tremendo error que me durmiera, por que no hizo mas que relajar mis músculos, darme pereza, mas cansancio y sobre todo frió, pero tenia que llegar a la cima, lo peor es que el ultimo lapso del volcán todo es de izquierda para derecha por el angulo de inclinación, hasta que llegamos a un pequeño valle en el que el camino era recto, me sentí tan relajado, ya la luz del día quería salir, solo quedaba un tramo, el cual le llaman La Maldita, por que es muy difícil de subir, antes de prepararme para ese reto, tome unas fotos del hermoso paisaje con el sol bañando las montañas y volcanes vecinos, una experiencia religiosa, todo se te olvida y empiezas a nacer de nuevo.

El amanecer.
Posando cuando llegamos al amanecer, ignoren la cara de mi amigo.
Basta de tanta poesía, era hora de subir lo peor del camino, un camino inclinado unos 75 grados, lleno de arena ya seca y piedras, dabas dos pasos y retrocedías uno, yo ya estaba muerto del cansancio, creo que tal vez me tomo una hora subir ese camino, por que ya no aguantaba mis pies, esta vez si era el ultimo en subir, pero también después de muchos otros a los que les jugo la mente y prefirieron renunciar. Me sentí mal por ellos y yo era de esos pocos que llegarían hasta la cumbre, la vista mas hermosa que he visto en mi vida, en lugar de tomarme cinco horas me tomo siete llegar hasta la cima, la primera vez que hacia esto en toda mi vida, se sintió bien ver tan magnifica vista, tome algunas cuantas fotos del hermoso lugar, me comí el resto de mis barritas, me tome el jugo de mango como si fuera un tarro de cerveza anhelado y me dormí un buen rato entre las ráfagas de viento infernales.

Mi cara cuando llegue a la cumbre.
Llegando a la cima.
Vista de los demás volcanes.
Volcán de Fuego.
Después de unas palabras de los guías era hora de bajar, si en el mismo día, al principio se sintió "facil" bajar, pero luego de un rato de hartas de estar bajando y bajando, era un infierno tener que bajar todo lo que te costo tanto subir, al menos sabias que si llegabas te irías a casa y no fueron siete horas de camino, fueron solo 4 horas y media. Entre descansos, cansancio, de la nada ya no era frió sino calor, esta vez ya no tenia barritas de energía, pero la cosa fue que llegue, esta vez mis pies ya no daban mas, apestaba a sudor y solo quería regresar a casa, los guías nos regalaron chuchitos y atol de elote, yo nunca me como la carne dentro de los chuchitos y el atol de estaba mas cuarteado que mi pipí. 

Ya después de haber dormido.
Hermosas praderas de arena.
Me dormí nuevamente en el bus, ya mas relajado llegue a la ciudad, camine hasta mi casa y recibí la mejor ducha de mi vida, fue lo mejor que pude haber hecho el fin de semana, la razón por la cual pase toda la semana sin ganas de hacer nada, pero valió la pena, espero volver a subir otro volcán en el futuro, por que una experiencia religiosa que me ha enseñado que en lugar de estar desperdiciando tu vida hay que salir a explorar.

Saludos.


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